Los Sellos Discográficos

Los primeros esfuerzos de sellos importantes como Victor, Columbia y Edison en la Ciudad de México para grabar y vender música mexicana fueron interrumpidos en 1910 por la Revolución Mexicana. En poco tiempo, descubrieron que había una gran cantidad de cantantes mexicanos talentosos disponibles para ellos en los EE. UU. Cuando se introdujeron los equipos eléctricos portátiles en 1927, las principales discográficas comenzaron a grabar cantantes y músicos regionales en ciudades como El Paso, San Antonio y Los Ángeles. Estos cantantes cantaron sobre la Revolución Mexicana y sus héroes, y (cada vez más) sobre los desafíos que enfrentaron como inmigrantes al norte de la frontera. De vuelta en México, la industria discográfica finalmente creció durante la Segunda Guerra Mundial. Las películas y los discos dieron a luz a las primeras superestrellas de la música ranchera, ninguna más grande que Pedro Infante.

Cuando la industria discográfica de los principales sellos discográficos se detuvo debido a la Segunda Guerra Mundial, los sellos discográficos pequeños e independientes comenzaron a llenar el vacío. Con un suministro constante de músicos de Texas y México, así como un amplio talento local, California comenzó a desarrollar su propio estilo de música popular en español en sellos regionales. Las omnipresentes sinfonolas (máquinas de discos) y los fonógrafos caseros trajeron estas etiquetas a las casas y lugares de reunión de la comunidad mexicoamericana de California. En el proceso, muchos artistas de California obtuvieron una mayor atención comercial a partir de la década de 1940.